En la actualidad somos muchos los que pensamos en la posibilidad de una economía mundial que apunte hacia el bienestar, no solo de todos los seres humanos sino también de la naturaleza.
Esta realidad sería posible si el uso de las energías renovables o no tradicionales empezará a hacerse protagonista, tanto en los grandes procesos de producción sino también en la cotidianidad de cada individuo.
Lo interesante es que estar del lado de la economía sostenible puede ser un fenómeno positivo para nuestra economía personal, al mejorar las posibilidades de ahorrar con el uso de energías renovables en nuestro hogar.
¿Qué es la economía sostenible?
Para poder tener una noción más clara de la situación mundial actual y el debate generado en torno a las modalidades económicas y sus concepciones en cuanto al uso de los recursos, es necesario entender qué es la economía sostenible y en qué se diferencia de la economía tradicional.
La economía sostenible se refiere a un conjunto de elementos de producción que están establecidos a partir de la disminución de los riesgos medioambientales y la búsqueda del bienestar social a través de la eficiente y adecuada administración de los recursos.
Este estilo económico tiene como objetivo reducir la pobreza e incrementar el progreso sin necesidad de perjudicar a las próximas generaciones con la destrucción de la naturaleza y el agotamiento de recursos.
Sin embargo, muchos creen que la economía sostenible es incompatible con el desarrollo de las naciones. Esto es debido a que la producción ha sido construida a partir del uso de los recursos fósiles.
Pero lo que olvidan los defensores de la economía fundamentada en el petróleo es que los beneficios de las energías renovables son numerosos. Por ejemplo, es posible ofrecer energía más barata a todos los grupos humanos de forma indefinida y protegerán a la naturaleza.
El uso de energías renovables y la economía
La elevada desinformación que hoy se presenta, debido a la elevada circulación de contenidos dudosos, falsos o sin respaldo a través de las redes sociales y otros medios de información, hace pensar que la única posibilidad de avance económico es por medio de la dependencia y uso de recursos finitos contaminantes como el petróleo.
Por eso, es importante saber cómo se relaciona el uso de energías sostenibles como la solar, eólica, hidráulica, entre otras, con la economía, ya que un mundo que centra su crecimiento a partir de recursos que se agotarán traerá como consecuencia elevados costes en servicios y escasez que puede implicar enfrentamientos por el dominio de las fuentes de energía.
De manera que, si se sigue con esta dinámica, los recursos se agotarán dejando a su paso contaminación y mayor empobrecimiento de la población. Por su parte, las energías renovables son más viables al producirse de forma continua sin perjuicio del ambiente.
Características de la economía sostenible
Para ser más claros, podemos resumir las características de la economía sostenible en las siguientes:
- Busca educar a la población para mejorar su modo de vida atendiendo a formas de vivir más conscientes con el entorno.
- Se fundamenta en la protección del medio ambiente y su biodiversidad.
- Se compromete con el cambio climático y la disminución de la contaminación.
- Apunta al uso adecuado de los recursos renovables.
- Impulsa el reciclaje y la reutilización de recursos.
- Promueve la utilización de energías limpias para reducir la contaminación y mejorar las posibilidades de bienestar de las generaciones venideras.
Cómo nos ayudan a ahorrar las energías no tradicionales
Lo interesante de la economía sostenible es que se centra en el uso de energías no tradicionales o limpias, hecho que nos incluye a todos y nos genera enormes beneficios: a nivel social, protegiendo la naturaleza y a nivel individual.
A nivel individual nos ayuda a disminuir en gran medida los costes en facturas, ya que al usar paneles de energía solar para el funcionamiento del hogar, disminuir el consumo de agua, incorporar luces LED o utilizar un coche eléctrico, nuestra economía personal se verá muy favorecida.
Para conseguirlo es fundamental adoptar estrategias de ahorro sostenible que se apliquen de forma cotidiana e incorporar a nuestra forma de vida el uso consciente de los recursos no renovables.
Si cada persona practica diariamente el ahorro sostenible, las consecuencias serían muy favorables, no solo para el planeta y sus ecosistemas, sino también para nuestro bolsillo.