Last Updated on: 22nd abril 2020, 12:13 pm
Los préstamos y créditos hipotecarios son los que nos ayudan a conseguir una casa. Por ende, son los más habituales dentro del sector de los productos financieros. Teniendo en cuenta la premisa anterior, en este artículo hablaremos de dos de los tipos de hipotecas que podemos encontrar a la hora de solicitarlas en cualquier entidad bancaria.
Hay que tener en cuenta que muchas veces los bancos les ponen nombres comerciales a estos productos financieros con el fin de aparentar una imagen distinta a lo que son. Nuestro consejo es que no te dejes llevar por dichos nombres y entiendas el funcionamiento de cada una desde el principio hasta el fin en el caso de que quieras contratarla.
Hipotecas según el tipo de cuota que se vaya a pagar
Dependiendo de la forma de la cuota, las hipotecas pueden dividirse en cuotas fijas, blindadas, final y cuota variable.
Las hipotecas con cuota fija o constante son las más utilizadas en el sistema bancario actual. Este sistema se llama francés. Se caracterizan por estar compuestas por una parte de intereses y otra del capital solicitado. Normalmente en los primeros años se amortiza bien poco de dicho capital ya que la parte de intereses de la cuota es mucho más elevada que la de amortización. No obstante, con los años se va reduciendo amortizando cada vez más. Hablando de la cuota en sí, tendrá en cuenta las fluctuaciones de los tipos de interés ya que habitualmente se compara con el Euribor.
En el segundo caso, las cuotas blindadas son las que siempre mantendrán la misma cuota, pase lo que pase con el interés. Lo único que cambiará de la hipoteca es que aumentarán o reducirán plazos, pero no sucederá ningún cambio en la cuota.
En el tercer caso tenemos las de cuota final. Estas cuotas normalmente son las más reducidas pero por una sencilla explicación. Se guarda un porcentaje del capital solicitado para pagarlo en la última cuota. Este porcentaje oscila el 30%. Eso quiere decir que, durante toda la trayectoria de las cuotas deberemos ahorrar para poder pagar el 30% del capital solicitado en un inicio.
La última de estas cuotas es la creciente. Como su nombre indica, crecerá año tras año a razón de un 1 o 2%, además de tener en cuenta las fluctuaciones que tenga el propio interés. Normalmente las primeras cuotas son menores que las constantes, pero obviamente al ir in crescendo la diferencia será notable al cabo de los primeros años.
Finalmente, existe un tipo de cuota menos común la cual se llama “sólo intereses” o en inglés “interest only”. Esta es la menos común ya que parte de otro sistema bancario que no tiene nada que ver con el francés. Las cuotas que se aportan mes a mes no amortizarán nada de capital, sólo se pagarán intereses. Después, una vez haya finalizado el periodo de cuotas y llegue el vencimiento, el propietario tendrá la opción de pagar la totalidad del capital solicitado en su momento o bien vender la casa para hacer frente a dicha deuda.
Hipotecas según el tipo de interés
En este caso, podemos encontrar tres tipos de hipotecas según el tipo de interés; fijo, variable y mixto.
Las primeras son las que se mantendrá un interés fijo pactado con la entidad bancaria en el momento en que se contrate la hipoteca. Eso querrá decir que las cuotas serán constantes en toda la prolongación del préstamo y no habrá cambios según las referencias del mercado.
En el caso de las hipotecas con interés variable, las cuotas serán constantes sólo durante el periodo de revisión, variando según la referencia hipotecaria que se revisa mes a mes.
Finalmente encontramos las mixtas, las cuales suelen ser frecuentes. Son las que mezclan un tipo fijo con un variable y donde se toma como referencia el Euribor.
Esperamos que esta información os pueda ayudar antes de decidirse por una hipoteca u otra. Si necesitas más información sobre hipotecas puedes utilizar nuestro comparador o tienes pensado contratar una para tu vivienda quizá te interese esta comparativa de hipotecas. Como siempre, es un placer.